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lunes, 21 de mayo de 2018

Musica clasica India

Ravi Shankar. Publicado en www.ravishankar.org

El sistema de música india, conocido como Raga Sangit, puede trazar sus orígenes hasta unos dos mil años atrás en los himnos védicos de los templos hinduistas, la fuente fundamental de toda la música india.

Así, al igual que en la música occidental, las raíces de la música clásica india son también religiosas. Para nosotros la música puede ser una disciplina espiritual en el camino de la autorrealización, pues seguimos la enseñanza tradicional de que el sonido es Dios‑ Nada‑Brahma.



Por este proceso la conciencia individual puede elevarse al ámbito de la pura atención donde la revelación del verdadero significado del Universo (su esencia eterna e inmutable) puede ser experimentada con deleite. Nuestras ragas son los vehículos por los cuales esta esencia puede ser percibida.

Las antiguas escrituras védicas enseñan que hay dos tipos de sonido. Uno es una vibración del éter, el aire más superior y puro, próximo al ámbito celestial. Este sonido se llama Anahata Nad o sonido no‑tocado. Pero solo los yoguis más iluminados pueden percibirlo.

El sonido del Universo es la vibración pensada por algunos como la música de las esferas que el griego Pitágoras describiera en el siglo VI a. C. El otro sonido, Ahata Nad o sonido tocado, es la vibración del aire en la atmósfera inferior más próxima a la tierra.

Es todo sonido que oímos en la naturaleza o aquellos hechos por el hombre, musicales o no. La tradición de la música clásica india es oral. Se enseña directamente de gurú a discípulo, y no a través del método de notación empleado en Occidente.



El verdadero corazón de la música india es la raga: la forma melódica sobre la cual el músico improvisa. Este marco se establece por la tradición e inspiración de los espíritus creativos de los maestros. Las ragas son extremadamente difíciles de explicar en pocas palabras. Si bien la música india es modal en carácter, las ragas no deben confundirse como los modos que se oyen en la música de los países de Extremo Oriente y de Oriente Medio; ni tampoco deben ser comprendidos como una escala, melodía, composición o clave.

Una raga es una forma melódica científica, precisa, sutil y estética con su propio y particular movimiento de ascenso y descenso, consistente ya sea en una octava completa de siete notas, o en series de seis o cinco notas (o una combinación de las mismas) en una estructura de subida o caída llamadas Arohana y Avarohana. Es la sutil diferencia en el orden de las notas, una omisión de una nota disonante, un énfasis en una nota particular, el desliz de una nota a otra, y el uso de microtonos junto con otras sutilezas lo que diferencia una raga de otra. Existe un proverbio en sánskrito que dice: “Ranjayathi iti Ragah”, y que significa “lo que da color a la mente es una raga”.

Para que una raga pueda efectivamente colorear la mente del que escucha, debe hacerlo a través de las notas y embellecimientos o adornos, pero también a través de la presentación de la emoción específica o ánimo característico de cada raga.

Es a través de las ricas melodías en nuestra música, que todas las emociones humanas, todo sentimiento sutil en el hombre y la naturaleza, pueden ser expresados y experimentados musicalmente. Las artes en India: música, danza, drama y poesía, se basan en el concepto de Nava Rasa o “nueve sentimientos”. Literalmente, rasa significa “jugo” o “extracto”, pero aquí en este contexto lo traducimos por “emoción” o “sentimiento”. El orden reconocido de estos sentimientos es el siguiente: “Shringara” (romántico), “Hasya” (humorístico), “Karuna” (patético), “Raudra” (rabia), “Vira” (heroico), “Bhyanaka” (temeroso), “Vibhatsa” (repugnante), “Adbhuta” (estupor), “Shanta” (serenidad). Cada raga está dominada principalmente por una de esas nueve rasas, aunque la música también puede aportar otras emociones aunque secundariamente.



Cuanto más cerca estén las notas de una raga a la expresión de una idea o emoción, más sobrecogedor será su efecto. Además de asociarlo a un estado de ánimo particular, cada raga está relacionada íntimamente a un momento del día o estación del año en particular. El ciclo del día y la noche, así como el ciclo de las estaciones, es el análogo al ciclo de la vida misma. Cada parte del día: crepúsculo, anochecer, mediodía, etc., están asociados a un sentimiento concreto. La explicación del tiempo asociado a cada raga se puede encontrar en la naturaleza de las notas que le comprenden o en las anécdotas históricas referidas a la raga.

¡Aunque hay setenta y dos “melas” o escalas madre, sobre las cuales se basan las ragas, los estudiosos indios de música han estimado que, con todas sus permutaciones y combinaciones, existen más de seis mil ragas! Sin embargo, una raga no es meramente una cuestión de la estructura ascendente y descendente. Debe tener su “chalán”, ciertos patrones que son nota característica de la raga; su nota principal (vadi); la segunda nota importante (samavadi); y su característica principal conocida como “jan” (vida) o “mukhda” (cara), es decir, el grupo de notas por el que se reconoce inmediatamente una raga.

En términos de estética, una raga es la proyección del espíritu interior del artista, una manifestación de sus sentimientos más profundos y de su sensibilidad a través de tonos y melodías. El músico le insufla su aliento de vida a cada raga mientras se desarrolla y expande.

Hasta el noventa por ciento de la música india se puede improvisar y, por tanto, depende mucho de la comprensión del Espíritu y los matices del arte, la relación entre el artista y su gurú es la piedra angular de esta antigua tradición. Desde el principio, el aspirante a músico requiere una atención especial e individual para alcanzar el momento de maestría artística. El aura única de una raga (se podría decir que su “alma”) es su cualidad espiritual y la forma de expresión, y esto no se puede aprender de un libro.

Solo después de largos y extensos años de “sadhana” (dedicada práctica y disciplina), bajo la guía de su gurú y sus bendiciones, el artista tiene la facultad de insuflar “prana” (aliento de vida) a una raga. Esto se logra mediante el empleo de los secretos impartidos por el maestro, tales como el uso de: “shrutis” (microtonos distintos de los doce semitonos de una octava, ya que la música india utilizan intervalos más pequeños que la música occidental: veintidós dentro de una octava); “gamakas” (variedades especiales de glissando [paso rápido de un sonido a otro haciendo que se escuchen todos los sonidos intermedios] que conectan una nota a la otra); y “andolan” (una oscilación pero sin ser un vibrato).

El resultado es que cada nota vibra con vida y la raga llega a ser vibrante e incandescente. Lo siguiente a tener en cuenta son los “talas” o “sistemas rítmicos” de una raga. En la música india existe una complejidad y una sofisticación rítmica única. ¡Hay talas que oscilan desde 3 a 108 pulsaciones de compás! Los talas más populares son aquellos que tienen 5, 6, 7, 8, 10, 12, 14, y 16 pulsaciones de compás. También hay otros ciclos como 9, 11, 13, 15, 17 y 19, etc., que solo son tocados por músicos excepcionales en contadas ocasiones.

La división de un tala y la tensión en la primer pulsación (llamado suma) son los factores rítmicos más importantes. Mientras que hay talas que tienen el mismo número de pulsaciones, se diferencian porque la división y acentos no son los mismos. Por ejemplo, hay un tala conocido como “Dhamar”, que tiene 14 pulsaciones en el ciclo divididas en 5+5+4: otro, “Ada Chautal” tiene el mismo número de pulsaciones, pero divididos en 2+4+4+4; otro, Chanchar: se divide 3+4+3+4. En la música vocal un percusionista acompañará al cantante, ya sea en tempo lento, medio o rápido, en el inicio de una canción en cualquier tala que el cantante decida.

Hará lo mismo cuando acompañe a un instrumentista en la sección gat [composición fija de la raga]. Al igual que las ragas, los talas también tienen sus propias características. Algunos de los talas tradicionales más antiguos, como “Chautal” (12 pulsaciones) y “Dhamar” (14 pulsaciones) se tocan en un tambor de dos caras llamado pakhawaj. Este acompañamiento se utiliza en la antigua y tradicional forma de canto “Dhrupad‑Dhamar” y en las actuaciones instrumentales de vina, rabab, surbahar, etc. Actualmente, la mayoría de la música vocal e instrumental se basa en una forma contemporánea llamada “khyal” y suele acompañarse con tabla, un tambor de dos piezas.

 La naturaleza de improvisación de la música clásica de la India requiere que el artista tenga en cuenta el ajuste, la duración de su recital, su estado de ánimo y la sensación que discierne del público antes de tocar. Al ser la música india de origen religioso, en la mayoría de las interpretaciones de los músicos se encuentra la cualidad espiritual. El recital tradicional comienza con la sección alap, la exploración majestuosa y serena de la raga elegida. Después de este lento, introspectivo, sincero principio, a veces triste, el músico pasa a jor. En esta parte, el ritmo entra y se desarrolla. Se elaboran innumerables variaciones sobre el tema básico de la raga. No hay acompañamiento de percusión en alap ni en jor. Alap y jor evolucionan en gat, la composición fija de la raga. Aquí la percusión entra con la maravillosa estructura rítmica del gat y su ciclo de tiempo, la tala. En esta sección se basa en el khyal, forma. A partir de este momento, el gat se convierte en el vehículo para que el músico pueda volver después de su improvisación.

Mientras que el artista tiene completa libertad para improvisar, solo puede hacerlo siempre y cuando no se salga del formato de la raga y el tala. Esta libertad, dentro de los límites de la disciplina artística, solo se alcanza después de muchos años de entrenamiento y práctica espiritual. Esta es la razón por la que no puede compararse legítimamente la improvisación en la música india con la improvisación del jazz. La aceleración paso a paso del ritmo en el gat, finalmente culmina en la jhala a medida que el jabab se vuelve más y más juguetón y emocionante.

Jalab sawal, el diálogo deslumbrante y rápido entre el sitar y la tabla, tiene el poder de cautivar incluso al oyente más novato con su emocionante interacción. A menudo, al concluir un recital, el músico puede elegir tocar un “thumri” o “dhun”. Este estilo semi‑clásico es mucho más libre y totalmente romántico y sensual. La música de la India es mucho más apreciada y respetada actualmente en Occidente. Nuestra música ha influenciado a muchos compositores y músicos. La apertura, la voluntad de aprender y el entusiasmo sincero de audiencias occidentales son una fuente continua de inspiración y deleite.





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