Ravi Shankar. Publicado en www.ravishankar.org
El sistema de música
india, conocido como Raga Sangit, puede trazar sus orígenes hasta unos dos mil
años atrás en los himnos védicos de los templos hinduistas, la fuente
fundamental de toda la música india.
Así, al igual que en la música occidental, las raíces de la
música clásica india son también religiosas. Para nosotros la música puede ser
una disciplina espiritual en el camino de la autorrealización, pues seguimos la
enseñanza tradicional de que el sonido es Dios‑ Nada‑Brahma.
Por este proceso la conciencia individual puede elevarse al
ámbito de la pura atención donde la revelación del verdadero significado del
Universo (su esencia eterna e inmutable) puede ser experimentada con deleite.
Nuestras ragas son los vehículos por los cuales esta esencia puede ser
percibida.
Las antiguas escrituras védicas enseñan que hay dos tipos de
sonido. Uno es una vibración del éter, el aire más superior y puro, próximo al
ámbito celestial. Este sonido se llama Anahata Nad o sonido no‑tocado. Pero
solo los yoguis más iluminados pueden percibirlo.
El sonido del Universo es la vibración pensada por algunos
como la música de las esferas que el griego Pitágoras describiera en el siglo
VI a. C. El otro sonido, Ahata Nad o sonido tocado, es la vibración del aire en
la atmósfera inferior más próxima a la tierra.
Es todo sonido que oímos en la naturaleza o aquellos hechos
por el hombre, musicales o no. La tradición de la música clásica india es oral.
Se enseña directamente de gurú a discípulo, y no a través del método de
notación empleado en Occidente.
El verdadero corazón de la música india es la raga: la forma
melódica sobre la cual el músico improvisa. Este marco se establece por la
tradición e inspiración de los espíritus creativos de los maestros. Las ragas
son extremadamente difíciles de explicar en pocas palabras. Si bien la música
india es modal en carácter, las ragas no deben confundirse como los modos que
se oyen en la música de los países de Extremo Oriente y de Oriente Medio; ni
tampoco deben ser comprendidos como una escala, melodía, composición o clave.
Una raga es una forma melódica científica, precisa, sutil y
estética con su propio y particular movimiento de ascenso y descenso,
consistente ya sea en una octava completa de siete notas, o en series de seis o
cinco notas (o una combinación de las mismas) en una estructura de subida o
caída llamadas Arohana y Avarohana. Es la sutil diferencia en el orden de las
notas, una omisión de una nota disonante, un énfasis en una nota particular, el
desliz de una nota a otra, y el uso de microtonos junto con otras sutilezas lo
que diferencia una raga de otra. Existe un proverbio en sánskrito que dice:
“Ranjayathi iti Ragah”, y que significa “lo que da color a la mente es una
raga”.
Para que una raga pueda efectivamente colorear la mente del
que escucha, debe hacerlo a través de las notas y embellecimientos o adornos,
pero también a través de la presentación de la emoción específica o ánimo
característico de cada raga.
Es a través de las ricas melodías en nuestra música, que
todas las emociones humanas, todo sentimiento sutil en el hombre y la
naturaleza, pueden ser expresados y experimentados musicalmente. Las artes en
India: música, danza, drama y poesía, se basan en el concepto de Nava Rasa o
“nueve sentimientos”. Literalmente, rasa significa “jugo” o “extracto”, pero aquí
en este contexto lo traducimos por “emoción” o “sentimiento”. El orden
reconocido de estos sentimientos es el siguiente: “Shringara” (romántico),
“Hasya” (humorístico), “Karuna” (patético), “Raudra” (rabia), “Vira” (heroico),
“Bhyanaka” (temeroso), “Vibhatsa” (repugnante), “Adbhuta” (estupor), “Shanta”
(serenidad). Cada raga está dominada principalmente por una de esas nueve
rasas, aunque la música también puede aportar otras emociones aunque
secundariamente.
Cuanto más cerca estén las notas de una raga a la expresión
de una idea o emoción, más sobrecogedor será su efecto. Además de asociarlo a
un estado de ánimo particular, cada raga está relacionada íntimamente a un
momento del día o estación del año en particular. El ciclo del día y la noche,
así como el ciclo de las estaciones, es el análogo al ciclo de la vida misma.
Cada parte del día: crepúsculo, anochecer, mediodía, etc., están asociados a un
sentimiento concreto. La explicación del tiempo asociado a cada raga se puede
encontrar en la naturaleza de las notas que le comprenden o en las anécdotas
históricas referidas a la raga.
¡Aunque hay setenta y dos “melas” o escalas madre, sobre las
cuales se basan las ragas, los estudiosos indios de música han estimado que,
con todas sus permutaciones y combinaciones, existen más de seis mil ragas! Sin
embargo, una raga no es meramente una cuestión de la estructura ascendente y
descendente. Debe tener su “chalán”, ciertos patrones que son nota
característica de la raga; su nota principal (vadi); la segunda nota importante
(samavadi); y su característica principal conocida como “jan” (vida) o “mukhda”
(cara), es decir, el grupo de notas por el que se reconoce inmediatamente una
raga.
En términos de estética, una raga es la proyección del
espíritu interior del artista, una manifestación de sus sentimientos más
profundos y de su sensibilidad a través de tonos y melodías. El músico le
insufla su aliento de vida a cada raga mientras se desarrolla y expande.
Hasta el noventa por ciento de la música india se puede
improvisar y, por tanto, depende mucho de la comprensión del Espíritu y los
matices del arte, la relación entre el artista y su gurú es la piedra angular
de esta antigua tradición. Desde el principio, el aspirante a músico requiere
una atención especial e individual para alcanzar el momento de maestría
artística. El aura única de una raga (se podría decir que su “alma”) es su
cualidad espiritual y la forma de expresión, y esto no se puede aprender de un
libro.
Solo después de largos y extensos años de “sadhana” (dedicada
práctica y disciplina), bajo la guía de su gurú y sus bendiciones, el artista
tiene la facultad de insuflar “prana” (aliento de vida) a una raga. Esto se
logra mediante el empleo de los secretos impartidos por el maestro, tales como
el uso de: “shrutis” (microtonos distintos de los doce semitonos de una octava,
ya que la música india utilizan intervalos más pequeños que la música
occidental: veintidós dentro de una octava); “gamakas” (variedades especiales
de glissando [paso rápido de un sonido a otro haciendo que se escuchen todos
los sonidos intermedios] que conectan una nota a la otra); y “andolan” (una
oscilación pero sin ser un vibrato).
El resultado es que cada nota vibra con vida y la raga llega
a ser vibrante e incandescente. Lo siguiente a tener en cuenta son los “talas”
o “sistemas rítmicos” de una raga. En la música india existe una complejidad y
una sofisticación rítmica única. ¡Hay talas que oscilan desde 3 a 108
pulsaciones de compás! Los talas más populares son aquellos que tienen 5, 6, 7,
8, 10, 12, 14, y 16 pulsaciones de compás. También hay otros ciclos como 9, 11,
13, 15, 17 y 19, etc., que solo son tocados por músicos excepcionales en
contadas ocasiones.
La división de un tala y la tensión en la primer pulsación
(llamado suma) son los factores rítmicos más importantes. Mientras que hay
talas que tienen el mismo número de pulsaciones, se diferencian porque la
división y acentos no son los mismos. Por ejemplo, hay un tala conocido como
“Dhamar”, que tiene 14 pulsaciones en el ciclo divididas en 5+5+4: otro, “Ada
Chautal” tiene el mismo número de pulsaciones, pero divididos en 2+4+4+4; otro,
Chanchar: se divide 3+4+3+4. En la música vocal un percusionista acompañará al
cantante, ya sea en tempo lento, medio o rápido, en el inicio de una canción en
cualquier tala que el cantante decida.
Hará lo mismo cuando acompañe a un instrumentista en la
sección gat [composición fija de la raga]. Al igual que las ragas, los talas
también tienen sus propias características. Algunos de los talas tradicionales
más antiguos, como “Chautal” (12 pulsaciones) y “Dhamar” (14 pulsaciones) se
tocan en un tambor de dos caras llamado pakhawaj. Este acompañamiento se
utiliza en la antigua y tradicional forma de canto “Dhrupad‑Dhamar” y en las
actuaciones instrumentales de vina, rabab, surbahar, etc. Actualmente, la
mayoría de la música vocal e instrumental se basa en una forma contemporánea
llamada “khyal” y suele acompañarse con tabla, un tambor de dos piezas.
La naturaleza de
improvisación de la música clásica de la India requiere que el artista tenga en
cuenta el ajuste, la duración de su recital, su estado de ánimo y la sensación
que discierne del público antes de tocar. Al ser la música india de origen
religioso, en la mayoría de las interpretaciones de los músicos se encuentra la
cualidad espiritual. El recital tradicional comienza con la sección alap, la
exploración majestuosa y serena de la raga elegida. Después de este lento,
introspectivo, sincero principio, a veces triste, el músico pasa a jor. En esta
parte, el ritmo entra y se desarrolla. Se elaboran innumerables variaciones
sobre el tema básico de la raga. No hay acompañamiento de percusión en alap ni
en jor. Alap y jor evolucionan en gat, la composición fija de la raga. Aquí la
percusión entra con la maravillosa estructura rítmica del gat y su ciclo de
tiempo, la tala. En esta sección se basa en el khyal, forma. A partir de este
momento, el gat se convierte en el vehículo para que el músico pueda volver
después de su improvisación.
Mientras que el artista tiene completa libertad para
improvisar, solo puede hacerlo siempre y cuando no se salga del formato de la
raga y el tala. Esta libertad, dentro de los límites de la disciplina
artística, solo se alcanza después de muchos años de entrenamiento y práctica
espiritual. Esta es la razón por la que no puede compararse legítimamente la
improvisación en la música india con la improvisación del jazz. La aceleración
paso a paso del ritmo en el gat, finalmente culmina en la jhala a medida que el
jabab se vuelve más y más juguetón y emocionante.
Jalab sawal, el diálogo deslumbrante y rápido entre el sitar
y la tabla, tiene el poder de cautivar incluso al oyente más novato con su
emocionante interacción. A menudo, al concluir un recital, el músico puede
elegir tocar un “thumri” o “dhun”. Este estilo semi‑clásico es mucho más libre
y totalmente romántico y sensual. La música de la India es mucho más apreciada
y respetada actualmente en Occidente. Nuestra música ha influenciado a muchos
compositores y músicos. La apertura, la voluntad de aprender y el entusiasmo
sincero de audiencias occidentales son una fuente continua de inspiración y
deleite.