Buscar este blog

jueves, 21 de septiembre de 2017

El lenguaje de los Pájaros(Extracto cuento Sufí)


Todas las aves del mundo se reunieron en una asamblea: todos los países del mundo tienen rey pero el reino de los pájaros no tiene el suyo. Por eso, una de las aves, un Coronado, iniciado en la sabiduría divina, indicó el camino, un largo viaje, que conduciría a los pájaros hasta el sitio donde los esperaba su rey. Y, entonces, miles de aves iniciaron su vuelo hacia el Simorgh, el Rey de los Pájaros.

¨...por años los pájaros viajaron sobre montañas y valles, y gran parte de su vida la pasaron volando en este viaje. ¿Pero cómo es posible relatar lo que les pasó? Tendríamos que haber ido con ellas y vivir por nosotros mismos sus dificultades, y seguirlas por aquel camino interminable. Sólo así podríamos llegar a saber lo que aquellos pájaros sufrieron. Al final, sólo una pequeña parte de la  gran compañía llegó al sublime lugar donde el Coronado las había guiado. De las miles de aves apenas si quedaron algunas. Muchas se perdieron en el océano; otras perecieron en la cima de las montañas torturadas por la sed. A otras se les quemaron las alas por el calor del sol; otras fueron devoradas por tigres y panteras; otras murieron de fatiga en los desiertos, sus picos se quebraron y su cuerpo se secó con el calor; otras enloquecieron y se mataron unas a otras por un grano de cebada; otras, debilitadas y sufriendo por sus heridas, quedaron tiradas en el camino sin poder continuar; otras, aturdidas por lo que veían, se fueron quedando aquí y allá, estupefactas; y muchas que habían comenzado el viaje por satisfacer su curiosidad, perecieron con la idea de que habían llegado al final. Así que de aquellos miles de aves, sólo treinta terminaron el viaje. E incluso éstas llegaron aturdidas, golpeadas, cansadas y sin plumas en las alas. Pero ahora están a la puerta de su Majestad en un estado que no se puede describir y en una esencia que no se puede comprender, porque ese Ser está más allá de la razón y del entendimiento humano. Entonces, se llenaron de luz, y cientos de mundos se consumieron en un momento. Vieron miles de soles, unos más brillantes que otros, miles de estrellas y de lunas de igual belleza y, viendo todo ello, se agitaron y asombradas en una danza como la del polvo de los átomos, gritaron: “¡Oh, tú que eres más radiante que el sol! ¡Tú, que has reducido al sol a un átomo! ¿Cómo podemos aparecer ante Ti? ¿De qué nos sirve ahora todo el sufrimiento del camino? Hemos renunciado a nosotros mismos y a todo. No podemos obtener nada por lo que hemos luchado. Aquí, poco importa que existamos o no.

Luego de mucho tiempo de espera, las aves comenzaron a sentir desesperación y confusión. Hasta que, por fin, una puerta se abrió de pronto, y salió uno de los nobles chambelanes de Su Majestad Suprema. Los miró y observó que de los miles de pájaros, sólo treinta habían llegado.

Les dijo: “Bien, oh aves, ¿de dónde venís, y qué es lo que hacéis aquí? ¿Cuál es vuestro nombre? Oh, tú, que lo has dejado todo, ¿dónde está tu casa? ¿Cómo te llamaban en el mundo? ¿Qué se puede hacer con un débil montón de polvo como tú?” “Hemos venido”, dijeron los pájaros, “para rendir pleitesía a nuestro Rey Simorgh. Por amor hacia él, hemos perdido nuestra razón y la paz de nuestras mentes. Hace mucho tiempo, cuando emprendimos este largo viaje, éramos miles. Sólo treinta hemos llegado hasta este sublime lugar. No podemos creer que el Rey quiera burlarse de nosotros después de tanto sufrimiento como hemos tenido que pasar. ¡Ah no! ¡Él no puede mirarnos más que con el ojo de la benevolencia!

El Chambelán replicó: “¡Oh! vosotros, cuyos corazones y mentes tenéis confundidos, a pesar de que vosotros existáis o no en el universo, el Rey tendrá a su ser siempre en la eternidad. Miles de mundos de criaturas no son más que hormigas a su puerta. No traéis más que quejas y lamentos. Regresad por donde habéis venido, ¡oh vil montón de tierra!”

En esto, las aves se quedaron petrificadas de asombro. Cuando volvieron en sí se dijeron: “¿Por qué este gran Rey nos ha rechazado tan ignominiosamente? Y si en realidad su actitud hacia nosotros no ha de cambiar, ¿por qué no lo hace con honor?”
Pero luego, la indignación inicial de las aves se trocó en hondo amor. Y entonces dijeron:

“... ¿Cómo puede salvarse una polilla del abrazo de la llama con la que desea alcanzar la unidad? El amigo que buscamos se contentará permitiéndonos unirnos a él. Si nos rechaza ahora, ¿qué es lo que puede hacer por nosotros? Somos como la polilla que desea unirse a la llama del candil. Ellas le pidieron que no se sacrificara tontamente, pero la polilla les agradeció el consejo y les dijo que su corazón lo único que deseaba era unirse a la llama para siempre, no le importaba nada más.”

Entonces el Chambelán, habiéndolos examinado, abrió la puerta e hizo a un lado cientos y cientos de cortinas, una detrás de otra, y fue revelado un mundo que estaba más allá del velo. La luz de las luces fue manifestada, y cada uno de ellos se sentó en el masnad, el asiento de la Majestad y la Gloria. Se les dio un escrito que debían leer; y leyéndolo y ponderándolo fueron capaces de comprender su estado. Cuando estuvieron completamente en paz y apartados de todas las cosas, se dieron cuenta de que el Simorgh estaba ahí con ellos, y que para ellos comenzaba una nueva vida al lado del Simorgh. Todo lo que tuvieron que hacer fue lavarse de todo lo anterior. El sol de la majestad irradió poderoso sus rayos, y en el reflejo de cada uno estaban los rostros de Simorgh en el mundo interior. Todo era tan asombroso que ya no sabían si eran ellos mismos o si se habían convertido en el Simorgh. Al final, en un estado de contemplación, se dieron cuenta de que ellos eran Simorgh y que Simorgh era las treinta aves. Cuando veían al Simorgh, se veían a sí mismos, y eran el verdadero Simorgh que habían sido, y cuando volvían sus ojos hacia si mismos, veían al Simorgh, porque ellos mismos eran el Simorgh. Y percibiéndose a la vez, ellos y Él, se dieron cuenta de que el Simorgh y ellos eran el mismo y único Ser. Nunca nadie en el mundo oyó nada igual a esto.

Entonces entraron en meditación y, después de un momento, preguntaron al Simorgh, sin usar sus lenguas, si les podía revelar el secreto de la pluralidad y la unidad de los seres. El Simorgh, sin usar el habla les dijo: “El sol de la majestad es un espejo. El que se ve en él ve a su alma y a su cuerpo y los ve por completo. Como habéis llegado hasta aquí como treinta aves, os miráis como treinta aves en este espejo. Si hubieran venido cuarenta o cincuenta, hubiera sucedido lo mismo. Y aunque ahora habéis cambiado, en este espejo os veis como antes.

¿Puede la vista de una hormiga alcanzar a ver las Pléyades? ¿Puede este insecto levantar una viga? ¿Se ha visto a un mosquito picar a un elefante? Todo lo que habéis conocido, todo lo que habéis oído, ya no existe.  Cuando cruzasteis los Valles del Sendero Espiritual, y cuando hicisteis buenas obras, fue por mi acción; así fuisteis capaces de ver los valles de mi esencia y mis perfecciones. Vosotros, que sois sólo treinta aves, hicisteis bien en sufrir, en asombraros y en impacientaros. Porque yo no soy más que treinta aves. Y soy la verdadera esencia del verdadero Simorgh. Aniquilaros vosotros mismos gloriosamente y con gozo dentro de mí, y en mí os encontraréis a vosotros mismos.

Entonces las aves se perdieron a sí mismas para siempre en el Simorgh, la sombra se perdió en el sol, y eso fue todo.

FARID UD-DIN-ATTAR

ILUSTRACIÓN: MARTIN LA SPINA

viernes, 1 de septiembre de 2017

Personaje del mes: Confucio

Confucio - Kongfuzi, en chino - (551-479 a. C.), Filósofo chino, creador del confucianismo y una de las figuras más influyentes de la historia china. Nació en el pueblo de Zou, en el país de Lu (hoy, provincia de Shandong) en 551 a. C., en el seno del noble clan de los Kong. Su padre murió cuando Confucio tenía tres años, dejando a la familia sumida en la pobreza. No obstante, Confucio iba a recibir una esmerada educación. A los 19 años contrajo matrimonio y tuvo tres hijos. Siendo aún joven, trabajó en la administración del estado de Lu logrando alcanzar el rango de Ministro de Justicia. Años más tarde dimitiría de este cargo por no aprobar la política llevada a cabo por el príncipe del estado al que servía. A sus 54 años comenzó a viajar, visitando estado por estado, con el propósito de llevar a la práctica su doctrina política. Finalmente, a los 68 años regresaría a su estado natal lamentando no haber conseguido, pese a sus viajes, su objetivo.



Su pasión por los clásicos se fortaleció a raíz de la muerte de su madre (527 a. C.) y los consiguientes tres años de luto, período que dedicó a meditar sobre asuntos relacionados con la moral y las tradiciones de su país.

Confucio sentía que su tarea consistía, no en crear ni innovar, sino en tender la mano al conocimiento y métodos de sus antepasados. Acabado su período de luto se propuso cambiar las costumbres de China para lo cual iba realizar una intensa campaña educativa, comenzando así su carrera como maestro. Solía viajar de un lado a otro para instruir a los contados discípulos que se reunían en torno suyo. Su fama como hombre sabio y de carácter que veneraba enormemente las ideas y costumbres tradicionales pronto se propagó por el principado de Lu.

Junto con sus alumnos recogió y sistematizó los cinco grandes textos de la tradición china:

• El célebre I-King o Libro de las Mutaciones.

• El Chu-King o Canon de la Historia.

• El Chi-King o Libro de las Canciones.

• El Li-Ki o Libro de los Ritos

• Los Chun-Ching o Anales de primavera y otoño.

Confucio jamás creyó tener el Conocimiento completo pues lo consideraba imposible. Según este sabio el Orden se conservaba mediante las costumbres: la correcta manera de caminar, de saludar, de comportarse en compañía; los rituales de matrimonios, nacimientos y entierros.

Para un buen gobierno, según su doctrina, era importante la confianza de la gente, que no se puede exigir sino que ha de surgir espontáneamente. Como también consideraba muy importante el liderazgo.

El hombre superior no nace, decía, sino que se hace mediante la autodisciplina. El hombre superior es tranquilo y sereno y está condicionado solo por la justicia. Raramente habla de la oración porque considera que toda la vida es una oración: “Solamente si el corazón sigue el camino de la Verdad no necesitas rezar, Dios te protegerá”.

Cuando Lao Tse (Confucio fue contemporáneo de Lao Tse, Sócrates y Buda) enseñó que uno debería pagar la hostilidad con buenos actos, Confucio respondió: Entonces, ¿con qué recompensaremos los buenos actos? Hay que recompensar la hostilidad con justicia y los buenos actos con buenos actos.

En un principio sus ideas no fueron bien aceptadas, hasta que los gobernantes descubrieron que las enseñanzas de Confucio aseguraban que ellos eran los únicos que debían gobernar al pueblo.

Sus enseñanzas tenían más un carácter práctico y ético que religioso. Confucio afirmaba ser el restaurador de la antigua moral y que los propios actos externos, basados en las cinco virtudes (bondad, honradez, decoro, sabiduría y fidelidad) configuran el conjunto del deber humano.

Venerar a los padres, vivos y muertos, fue uno de sus conceptos claves. Su idea del Gobierno era paternalista y ordenaba a todos los individuos cumplir con rigor sus obligaciones para con el Estado.

El confucianismo se propone como un sistema de pensamiento orientado hacia la vida y destinado al perfeccionamiento de uno mismo. El objetivo, en último término, no es la “salvación”, sino la sabiduría y el autoconocimiento.

En los siglos posteriores sus enseñanzas ejercieron una poderosa influencia en la filosofía y en la historia de China.

Filosofía

La esencia de sus enseñanzas es la buena conducta en la vida y el buen gobierno del Estado a través de la práctica de las virtudes principales (caridad, justicia, amor filial y respeto de la jerarquía), la preservación de la tradición, el estudio y la meditación.

La mejora de cada individuo ha de conducir, a través del ejemplo y de las acciones virtuosas, a la recuperación del orden social. Armónicas relaciones entre: gobernante/súbdito; marido/mujer; padre/hijo; maestro/discípulo así como entre amigos. Las obligaciones en estas relaciones deben estar siempre equilibradas y si alguien tiene que obedecer a su superior también puede indicarle cuando éste se equivoca.

Una sociedad próspera sólo puede conseguirse si se mantienen estas relaciones en plena armonía. Creía también que la música y los rituales eran elementos muy importantes para conseguir la armonía. Según él, ambos sirven para que el hombre se comunique con su contexto y alimente y equilibre las relaciones sociales.

Confucio propugnaba el gran valor que tenía el poder del ejemplo. Los gobernantes, decía, sólo pueden ser grandes si ellos mismos llevan vidas ejemplares y se guían por principios morales. De esta forma en sus estados se estimularía a los ciudadanos, que llegarían a ser prósperos y felices.

“Hay Tao, es decir un camino hacia lo correcto, solamente cuando los padres son padres, los hijos son hijos y los dirigentes son dirigentes. La naturaleza del hombre es fundamentalmente buena e inclinada hacia la bondad. La perfección de la bondad puede ser encontrada en sabios y santos. Todo hombre debe guardar sus palabras y cuidar su conducta. Todo individuo debe cultivar su persona, teniendo consideración por los demás además de por sí mismo”