Ven, entra con nosotros en el Mar
y deja el “yo” y el “tú”,
pues si no te conviertes en Mar,
no sabrás de la esencia de ese Mar.
Si una sola ola de este Mar
te arrastrara hasta Él desde el desierto,
te anegaría hasta el punto
de no recordar nada del desierto.
Si aún ves la diferencia
entre nombre y Nombrado,
es que aún perteneces
a los que están dispersos,
lejos de los que viven en la Unión.
Cuando alcances la Unión,
todos los números serán igual al uno.
Cuando alcances la Unión,
hoy, ayer y mañana, serán lo mismo para ti.
Ve a la Unidad desde lo múltiple.
Vuelve a lo múltiple desde la Unidad.
Y en ese ir y venir de lo Uno a lo múltiple,
conocerás a fondo lo creado.
¿Cómo podrías conocer lo alto y lo bajo
de la tierra y del cielo,
si no vieras en ti reunidos lo alto y lo bajo?
Tú eres la imagen del Amado, ¡sumérgete en ti mismo!,
en tu interior y en tu exterior hallarás
lo que es íntimo y lo que es externo.
¡Oh, Maqrebík!, si buscas el Simorq del Oriente,
debes buscarlo más allá de Oriente o de Occidente.
Diwan de Maqrebi
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