Patriarca bíblico perteneciente a una sociedad nómada
según el libro del Génesis, vivió entre los años 2.000 y 1.500 antes de Cristo. Debido a que el relato
bíblico de su vida (Génesis) se basa en tradiciones conservadas por trasmisión
oral más que en documentos históricos, no puede escribirse una biografía tal y
como hoy la conocemos.
Según la tradición
conservada, Abraham murió a la edad bíblica de ciento setenta y cinco años y
tuvo una vida admirable que le mereció el sobrenombre de “Padre de los creyentes”
siendo aceptado por cristianos, musulmanes y judíos como encarnación del hombre
de fe inquebrantable.
Llamado Abram originalmente,
fue hijo de Terah, descendiente de Shem y criado en la pequeña ciudad de Ur de
Caldea. Allí, y como el resto de sus compatriotas, adoró a los muchos dioses
que se creía tenían el control sobre las diferentes partes de la naturaleza. En
esta misma ciudad, Abraham en su afán de búsqueda, encontró al único Dios que
parecía tener control no sólo sobre toda la naturaleza sino también sobre toda
la historia.
Nadie está seguro de
cómo o cuando Abraham dejó de creer en muchos dioses y empezó a creer en el
único Dios y, aunque su experiencia no puede ser fechada exactamente, parece
que ocurrió en algún momento entre el año 2000 y 1800 antes de Cristo, período
en el cual Abraham salió de la ciudad de Ur y viajó mil millas hacia la ciudad
de Hebron, lugar en el cual Dios le revelaría que sus descendientes estarían protegidos
y que, con el tiempo, llegarían a ser una gran nación. Esta experiencia de
Abraham significó el comienzo de la nación judía Abraham es considerado como uno de los
patriarcas judíos - figura de padre -. Los otros dos patriarcas judíos son
Isaac - el hijo de Abraham - y Jacob - el hijo de Isaac -).
Lo más importante en la
vida de Abraham es su proclamación del monoteísmo y su actitud de entrega completa
a Dios: Por la obediencia, sustentada en la fe, se dirige hacia el cumplimiento
de todas las promesas divinas impulsado por la esperanza de que se realizarán.
Las promesas de Dios a Abraham son la base del evangelio de Cristo.
El
único Dios
En un entorno donde la
mayoría de la gente creía en múltiples dioses, Abraham se mantuvo firme en la
creencia de un único Dios y fue esta misma creencia el origen de una de las más
importantes religiones de la historia de la humanidad: la religión judía.
Desde niño, Abraham
siempre se preguntó quién sería el creador del mundo. En su afán de búsqueda,
preguntó sobre esta cuestión a su padre Terach, vendedor en una tienda de figurillas
de ídolos. La respuesta que obtuvo fue que Terach sacando un ídolo de la
estantería y mostrándoselo a Abraham, afirmó que el ídolo había creado al
mundo.
No satisfecho con la
respuesta de su padre, Abraham preguntó a su tío la misma cuestión. La réplica
que obtuvo fue que la luna y las estrellas eran las que habían creado el mundo. En ese tiempo y aunque
Abraham no tenía la certeza aún, sentía que debía haber un Todopoderoso en el
cielo que fuera el que creara el mundo... un único Dios.
Y fue este único Dios
el que estableció una relación especial con Abraham y sus descendientes por
medio de la siguiente promesa: "Tú serás el padre de muchas naciones y desde hoy
te llamarás Abraham; de ti saldrán reyes y naciones y a ti y a ellos les daré
toda la tierra de Canaan, como su herencia para siempre; y yo seré su Dios".
El
hijo de Abraham
Durante años Abraham
anhela un hijo que no llega (vive en una sociedad patriarcal) e incluso llega a
pensar que el vientre de Sarah pudiera estar cerrado.
Tras la manifestación
de Dios a Sarah de que tendría un hijo, Isaac, el primer hijo legítimo de
Abraham nace cuando éste tiene 100 años.
Capítulo 18 del Génesis
Promesa del nacimiento de Isaac
18:9 Y le dijeron:
“¿Dónde está Sara tu mujer?” Y él respondió: “Aquí en la tienda”.
18:10 Entonces dijo: “De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara, tu mujer, tendrá un hijo.” Y Sara, que estaba detrás de él, escuchaba a la puerta de la tienda.
18:11 Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres.
18:12 Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: “¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?”
18:13 Entonces Jehová dijo a Abraham: “¿Por qué se ha reído Sara diciendo: Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?”
18:14 “¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.”
Tiempo después, Dios
ordena a Abraham que sacrifique a Isaac como prueba de fe. Que vaya a lo alto
de una montaña y que sacrifique a su único hijo. Abraham dispuso todo lo necesario
para sacrificar a Isaac, que en su ignorancia preguntaba dónde estaba el cordero
a ser sacrificado en el altar que habían preparado y, justo en el momento de la
ejecución, Dios le detuvo y le proveyó de un cordero. Tan solo se trataba de
una prueba para ver cuanta devoción y fe había en él.
Si Dios no hubiera
detenido a Abraham éste hubiera matado a su hijo sólo porque Dios así se lo
había pedido. Sin embargo, y gracias a la incuestionable entrega de Abraham,
Dios dejó la vida a Isaac y recompensó a Abraham con una renovación de su
promesa.
Por la fe, Abraham sale
victorioso de esta prueba. Una prueba dramática que comprometía directamente su
fe. Incluso en el instante, humanamente trágico, en que estaba a punto de infligir
el golpe mortal a su hijo, Abraham no dejó de creer. Más aún, su fe en la
promesa alcanzó entonces su culmen. Pensaba: ”Dios es poderoso aún para
resucitarlo de entre los muertos”. Eso pensaba este padre probado, humanamente
hablando, por encima de toda medida. Y su fe, su abandono total en Dios, no le
defraudó. Está escrito: “Por eso lo recobró” (Hb 11, 19). Recobró a Isaac, puesto
que creyó en Dios plenamente y de forma incondicional
Viejo
Testamento
Abraham se puede
considerar el punto de partida de la religión del Viejo Testamento. Tanto es
así que, desde los días de Abraham, los hombres hablarán de Dios como el Dios
de Abraham. No encontramos ninguna referencia previa a Abraham en la cual
exista alguien refiriéndose a Dios de la misma manera. Dios dijo a Moisés “Yo
soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham”. Esta frase es común en el Viejo
Testamento.
Abraham es elegido como
el primer principio o fuente de la religión del pueblo de Israel y el origen de
su conexión con Jehová, por su fe, confianza y obediencia hacia Jehová y por las
promesas de Jehová a él y a su semilla. Su confianza en Dios se
demostró cuando abandonó Harán y viajó con su familia al desconocido país de
Chanaan. Y, posteriormente, cuando estaba dispuesto a sacrificar a su único
hijo Isaac en obediencia a un mandato de Dios.
Nuevo
Testamento
La generación de Jesucristo se rastrea hasta Abraham. Según san Mateo y san Lucas, Él es descendiente de la carne no solamente de Abraham sino de Adán. Es más, tal como el Nuevo Testamento rastrea la descendencia de Jesucristo desde Abraham también lo hace la religión judía.
La generación de Jesucristo se rastrea hasta Abraham. Según san Mateo y san Lucas, Él es descendiente de la carne no solamente de Abraham sino de Adán. Es más, tal como el Nuevo Testamento rastrea la descendencia de Jesucristo desde Abraham también lo hace la religión judía.
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