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sábado, 3 de marzo de 2018

Personaje del mes: Abraham

Patriarca bíblico perteneciente a una sociedad nómada según el libro del Génesis, vivió entre los años 2.000 y 1.500 antes de Cristo. Debido a que el relato bíblico de su vida (Génesis) se basa en tradiciones conservadas por trasmisión oral más que en documentos históricos, no puede escribirse una biografía tal y como hoy la conocemos.

Según la tradición conservada, Abraham murió a la edad bíblica de ciento setenta y cinco años y tuvo una vida admirable que le mereció el sobrenombre de “Padre de los creyentes” siendo aceptado por cristianos, musulmanes y judíos como encarnación del hombre de fe inquebrantable.

Llamado Abram originalmente, fue hijo de Terah, descendiente de Shem y criado en la pequeña ciudad de Ur de Caldea. Allí, y como el resto de sus compatriotas, adoró a los muchos dioses que se creía tenían el control sobre las diferentes partes de la naturaleza. En esta misma ciudad, Abraham en su afán de búsqueda, encontró al único Dios que parecía tener control no sólo sobre toda la naturaleza sino también sobre toda la historia.

Nadie está seguro de cómo o cuando Abraham dejó de creer en muchos dioses y empezó a creer en el único Dios y, aunque su experiencia no puede ser fechada exactamente, parece que ocurrió en algún momento entre el año 2000 y 1800 antes de Cristo, período en el cual Abraham salió de la ciudad de Ur y viajó mil millas hacia la ciudad de Hebron, lugar en el cual Dios le revelaría que sus descendientes estarían protegidos y que, con el tiempo, llegarían a ser una gran nación. Esta experiencia de Abraham significó el comienzo de la nación judía  Abraham es considerado como uno de los patriarcas judíos - figura de padre -. Los otros dos patriarcas judíos son Isaac - el hijo de Abraham - y Jacob - el hijo de Isaac -).

Lo más importante en la vida de Abraham es su proclamación del monoteísmo y su actitud de entrega completa a Dios: Por la obediencia, sustentada en la fe, se dirige hacia el cumplimiento de todas las promesas divinas impulsado por la esperanza de que se realizarán. Las promesas de Dios a Abraham son la base del evangelio de Cristo.




El único Dios

En un entorno donde la mayoría de la gente creía en múltiples dioses, Abraham se mantuvo firme en la creencia de un único Dios y fue esta misma creencia el origen de una de las más importantes religiones de la historia de la humanidad: la religión judía.
Desde niño, Abraham siempre se preguntó quién sería el creador del mundo. En su afán de búsqueda, preguntó sobre esta cuestión a su padre Terach, vendedor en una tienda de figurillas de ídolos. La respuesta que obtuvo fue que Terach sacando un ídolo de la estantería y mostrándoselo a Abraham, afirmó que el ídolo había creado al mundo.

No satisfecho con la respuesta de su padre, Abraham preguntó a su tío la misma cuestión. La réplica que obtuvo fue que la luna y las estrellas eran las que habían creado el mundo. En ese tiempo y aunque Abraham no tenía la certeza aún, sentía que debía haber un Todopoderoso en el cielo que fuera el que creara el mundo... un único Dios.

Y fue este único Dios el que estableció una relación especial con Abraham y sus descendientes por medio de la siguiente promesa: "Tú serás el padre de muchas naciones y desde hoy te llamarás Abraham; de ti saldrán reyes y naciones y a ti y a ellos les daré toda la tierra de Canaan, como su herencia para siempre; y yo seré su Dios".

El hijo de Abraham

Durante años Abraham anhela un hijo que no llega (vive en una sociedad patriarcal) e incluso llega a pensar que el vientre de Sarah pudiera estar cerrado.

Tras la manifestación de Dios a Sarah de que tendría un hijo, Isaac, el primer hijo legítimo de Abraham nace cuando éste tiene 100 años.

Capítulo 18 del Génesis Promesa del nacimiento de Isaac
18:9 Y le dijeron: “¿Dónde está Sara tu mujer?” Y él respondió: “Aquí en la tienda”.

18:10 Entonces dijo: “De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara, tu mujer, tendrá un hijo.” Y Sara, que estaba detrás de él, escuchaba a la puerta de la tienda.

18:11 Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres.

18:12 Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: “¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?”

18:13 Entonces Jehová dijo a Abraham: “¿Por qué se ha reído Sara diciendo: Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?”

18:14 “¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.”

Tiempo después, Dios ordena a Abraham que sacrifique a Isaac como prueba de fe. Que vaya a lo alto de una montaña y que sacrifique a su único hijo. Abraham dispuso todo lo necesario para sacrificar a Isaac, que en su ignorancia preguntaba dónde estaba el cordero a ser sacrificado en el altar que habían preparado y, justo en el momento de la ejecución, Dios le detuvo y le proveyó de un cordero. Tan solo se trataba de una prueba para ver cuanta devoción y fe había en él.


Si Dios no hubiera detenido a Abraham éste hubiera matado a su hijo sólo porque Dios así se lo había pedido. Sin embargo, y gracias a la incuestionable entrega de Abraham, Dios dejó la vida a Isaac y recompensó a Abraham con una renovación de su promesa.
Por la fe, Abraham sale victorioso de esta prueba. Una prueba dramática que comprometía directamente su fe. Incluso en el instante, humanamente trágico, en que estaba a punto de infligir el golpe mortal a su hijo, Abraham no dejó de creer. Más aún, su fe en la promesa alcanzó entonces su culmen. Pensaba: ”Dios es poderoso aún para resucitarlo de entre los muertos”. Eso pensaba este padre probado, humanamente hablando, por encima de toda medida. Y su fe, su abandono total en Dios, no le defraudó. Está escrito: “Por eso lo recobró” (Hb 11, 19). Recobró a Isaac, puesto que creyó en Dios plenamente y de forma incondicional

Viejo Testamento

Abraham se puede considerar el punto de partida de la religión del Viejo Testamento. Tanto es así que, desde los días de Abraham, los hombres hablarán de Dios como el Dios de Abraham. No encontramos ninguna referencia previa a Abraham en la cual exista alguien refiriéndose a Dios de la misma manera. Dios dijo a Moisés “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham”. Esta frase es común en el Viejo Testamento.

Abraham es elegido como el primer principio o fuente de la religión del pueblo de Israel y el origen de su conexión con Jehová, por su fe, confianza y obediencia hacia Jehová y por las promesas de Jehová a él y a su semilla. Su confianza en Dios se demostró cuando abandonó Harán y viajó con su familia al desconocido país de Chanaan. Y, posteriormente, cuando estaba dispuesto a sacrificar a su único hijo Isaac en obediencia a un mandato de Dios.

Nuevo Testamento

La generación de Jesucristo se rastrea hasta Abraham. Según san Mateo y san Lucas, Él es descendiente de la carne no solamente de Abraham sino de Adán. Es más, tal como el Nuevo Testamento rastrea la descendencia de Jesucristo desde Abraham también lo hace la religión judía.


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