Un día soñé que tenía una entrevista con Dios...
- ¿Así que te gustaría entrevistarme? –me preguntó.
- Si tienes tiempo... -le dije.
Dios sonrió.
- Mi tiempo es la eternidad, ¿que preguntas tienes para
mi?
- ¿Qué es lo que mas te sorprende de la humanidad?
Dios contestó:
- Que se aburren con la infancia y tienen prisa por
crecer y, cuando lo hacen, quisieras otra vez ser niños.
- Que perdéis vuestra salud para ganar dinero... y después
perdéis vuestro dinero para recuperar la salud.
- Que por pensar ansiosamente en el futuro, se
olvidan del presente y por ello no viven ni en el presente ni en el futuro.
- Que viven como si nunca fuerais a morir, y morís como
si nunca hubieras vivido.
Dios me cogió la mano, y estuvimos en silencio por un
momento. Después le pregunté:
- Como padre, ¿que quieres que tus hijos aprendieran
de la vida?
- Quiero que aprendan que no pueden hacer que nadie
les ame, sino que todo lo que pueden hacer es dejarse amar.
- Que aprendan que no es bueno compararse con otros.
- Que aprendan a perdonar, practicando el perdón.
- Que aprendan que sólo se tarda unos segundos en
abrir profundas heridas en aquellos a los que se ama, pero que se puede tardar muchos
años en curarlas.
- Que aprendan que una persona rica no es la que
tiene más, sino la que menos necesita.
- Que sepan que hay mucha gente les ama, pero que simplemente no saben como expresar o mostrar sus sentimientos.
- Que aprendan que dos personas pueden mirar a una
misma cosa, y verla de un modo diferente.
- Que aprendan que no es suficiente perdonar a los
demás, sino que también deben perdonarse a si mismos.
- Gracias por tu tiempo, le dije humildemente. ¿Hay algo
más que querrías que tus hijos supieran?
Dios sonrió y dijo:
- Solo que sepan que estoy aquí. Siempre.
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