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miércoles, 1 de noviembre de 2017

Personaje del mes: Mahoma

Muy poco se conoce de los primeros 40 años de la vida de Mahoma. La tradición dice que nació en una respetada familia de comerciantes hacia el año 570 en la ciudad de la Meca, que su padre murió antes de que él naciera y que su madre murió cuando él tenía seis años. Mahoma pasó entonces a ser cuidado por su abuelo. Alrededor del año 595 se casó, tuvo varios hijos, pero sólo Fátima sobrevivió.



Su inquietud religiosa le condujo a practicar meditaciones solitarias en una caverna del monte Hira. Según declaró, alrededor del año 610 fue visitado por el arcángel Gabriel, que le impulsó a recitar lo que le dictaba. Las revelaciones que así recibió a lo largo de años, fueron escritas y forman lo que conocemos como el Corán.

Mahoma, al principio, predicó en privado a familiares y amigos, convirtiendo a la mayoría de ellos a la nueva religión. Alrededor del año 613 comenzó a predicar en público. La respuesta de la mayoría de los habitantes de la Meca fue hostil e iba a permanecer así, pero Mahoma continuó ganando adeptos en pequeño número. El principal grupo de seguidores lo constituyeron personas del pueblo, que dieron a los inicios del Islam cierto matiz de revolución social.

Durante este periodo de persecuciones, Mahoma tuvo una experiencia que es llamada “La Noche de la Ascensión”, en la que, según se dice, atravesó “los siete cielos”, y se encontró con anteriores maestros y profetas, desde Adán a Jesús. Poco más tarde, Mahoma consiguió ser aceptado como consejero y árbitro en la ciudad de Medina entre las diferentes tribus en continuo conflicto.

Su emigración a Medina (“Ciudad del Profeta”) acompañado de sus seguidores fue un paso decisivo para el establecimiento de la nueva religión. Esta emigración, en el 622, recibe el nombre de Hégira y marca el comienzo de la era musulmana. Al continuar los problemas con los habitantes de la Meca, en el 628 Mahoma partió hacia allí con un grupo de seguidores en peregrinación. Hubo confrontaciones, pero consiguieron el derecho a peregrinar allí al año siguiente. Hacia el año 629, tribus de diferentes áreas geográficas empezaron a enviar delegaciones a Medina para negociar alianzas con Mahoma. Su condición básica era que ellos debían convertirse en musulmanes. A finales de este año, Mahoma reunió una gran expedición definitiva hacia la Meca. En enero de 630 consiguió una rendición negociada de la ciudad. Las continuas confrontaciones con las diferentes tribus dieron paso a un largo proceso de negociaciones con diferentes grupos. En junio del año 632, cuando Mahoma murió, casi toda Arabia había sido conquistada para el Islam.

Doctrina

El nombre Muhammad (Mahoma) significa “el que es altamente alabado”. Se puede decir que impulsó una nueva forma de vida, una nueva cultura y una nueva civilización, que se extendió desde Marruecos hasta la India e influyó en el pensamiento y la vida de tres continentes: Asia, África y Europa.

El número de víctimas en todas las guerras que tuvieron lugar durante su vida, cuando la Península de Arabia estaba bajo su influencia, no sobrepasa los pocos cientos. Incluso en el campo de batalla, enseñó a los bárbaros árabes a rezar, no individualmente, sino en grupo, a Dios Todopoderoso.

Durante los enfrentamientos unos rezaban mientras otros peleaban, y luego intercambiaban posiciones. En una época de barbarie, incluso el campo de batalla fue de alguna manera humanizado, se dieron normas para no engañar, no romper la confianza, no mutilar, no matar a niños, mujeres ni hombres ancianos; no cortar árboles frutales ni molestar a cualquier persona que estuviera en oración. La forma de tratar a los enemigos era el ejemplo más noble para sus seguidores.

Mahoma llegó a lo más alto de su poder con la conquista de la Meca, la ciudad que se había negado a escucharle, que le había torturado, que había torturado a sus seguidores y que tantas veces les había expulsado. Él declaró: “En este día pisoteo cualquier diferencia y cualquier odio entre los hombres”.

Para él, el principal objetivo de la guerra era unir a los seres humanos; cuando este objetivo se cumpliera, incluso los peores enemigos serían perdonados.
Era amable por naturaleza, siempre dispuesto a no tener en cuenta las faltas de otros; la simpatía y la sinceridad eran características de su carácter. Sus maneras ganaron el afecto de sus seguidores.

Solía rezar: “Alá, soy simplemente un humano, si hiero a alguien de alguna manera, perdóname y no me castigues”. Decía: “Venerar a una persona mayor es mostrar respeto a Alá.” Normalmente, visitaba a los más pobres e impedidos, y animaba a los demás a hacer lo mismo; también compartía su mesa con sirvientes o incluso esclavos. Predicaba que no había nada indigno o bajo en realizar las tareas de la casa.

Al Profeta le gustaban los niños y cuando estaba en su compañía compartía el espíritu infantil. Al acostarse rezaba: “Oh, Alá, muero y vivo con tu nombre en mis labios.” Al levantarse, rezaba: “Alabo a Alá, que me ha dado la vida después de la muerte y es hacia Él hacia Quien retorno.” No le importaba donde dormía, algunas veces en una cama, otras encima de una piel y muchas sobre el suelo. No se molestaba si alguien le interrumpía durante los sermones.

Mahoma predicaba a la gente la confianza en Alá. Fue una característica de toda su vida, incluso en medio de persecución o en los campos de batalla rodeado de enemigos.

Fue esta confianza en Alá la que le empujaba a decir sus oraciones abiertamente incluso con sus opositores. El Profeta siempre pedía a la gente ser justa y amable.
Administrando justicia no hacía distinción entre creyentes y no creyentes, amigos o enemigos. La superioridad de alguien sobre otro sólo la indicaba para él la rectitud de cada persona, no las cosas mundanas como la familia, la raza, etc.

“A Alá no le gusta el hombre que se considera a si mismo superior a otros.”

El Profeta no sólo predicaba que se debía mostrar amabilidad con otros, sino también con todos los seres vivientes. Siempre animó a los musulmanes a tratar amablemente a los pobres y a ayudarles con limosnas. No desalentó ni prohibió la adquisición de riqueza, pero advirtió que debía ser obtenida de acuerdo con la ley y honestamente.
El principio de hermandad universal e igualdad de la humanidad representa una gran contribución de Mahoma al sistema social. Se puede decir que la “democracia” del Islam se practica cinco veces al día, cuando el rey y el campesino se arrodillan uno junto al otro y proclaman:

“Sólo Dios es grande”.

El Islam enseña que el hombre nace sin pecado, y que el hombre y la mujer provienen de una misma esencia, poseen una misma alma y están equipados con las mismas capacidades. El Islam hizo posible que las mujeres compartieran la herencia de sus padres. Se puede decir que dio a las mujeres el derecho de propiedad.
Esta doctrina también desarrollo principios para la vida económica y social, como la ley de herencia, un sistema organizado de caridad, y considera ilegales prácticas antisociales en el área económica, como el monopolio y la usura, mientras contribuir económicamente con las escuelas, hospitales y orfanatos, era considerado muy virtuoso.

Aunque las circunstancias a lo largo de su vida cambiaron, él no lo hizo. En la victoria o en la derrota, en el poder o en la adversidad, en la riqueza o en la indigencia, siempre fue el mismo hombre. Servir al ser humano, elevarlo, purificarlo y educarlo, éste fue el objetivo de su vida.

“El hombre con verdad tiene la verdad en su pensamiento y en sus obras. No mintáis, hablad sólo la verdad.”

“La sola devoción no agrada a Dios. Dios sólo acepta la parte de devoción que tiene entendimiento. No habrá ganancia por orar, dar caridad o visitar lugares sagrados a menos que estos actos estén acompañados por entendimiento.”

“Cualquier acción se juzgará por las intenciones que la impulsan.”

“No digáis: si la gente me hace algo bueno, yo les daré bondad, si me dan tormento, les daré tormento. Si te dan tormento, no les devolverás lo mismo.”


“La mejor Jihad es la que se lleva a cabo para conquistar el Ser.”


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